En este momento estás viendo Soneto XXII

Soneto XXII

Soneto XXII

Por Michelangelo Buonarroti

Si en el rostro por los ojos el corazon se ve,

otro signo no habrá más evidente

de mi fuego; así es que baste ello,

mi señor querido, para pedir merced.

Quizá tu espíritu, con fe mayor

De a que espero, al ver la honesta llama

Que me arde, presto se apiadará de mí,

Pues la gracia abunda en quien la pide bien.

¡ Feliz jornada tal, si ello fuera cierto ¡

Deténganse un momento tiempo y hora,

el sol y el día en su carrera antigua;

así yo tenga, y no por mi mérito,

el deseado y dulce señor mío

siempre entre mis brazos, prontos e indignos.

De1533: Dedicado a Cavalieri ,  y varias veces reelaborado por Miguel Angel, en folios distintos.