SONETO VIII
Por MICHELANGELO BUONARROTI
La vida de mi amor no está en mi corazón,
pues corazón no tiene el amor con que te amo;
que donde hay cosa mortal, llena de error,
no puede él morar, ni pensamiento indigno.
Al separarse el alma y Dios, Amor
me dio un ojo sano, y a ti luz y esplendor;
dejar de verlo así o puede en esa parte
que muerte en ti, por nuestro mal, mi gran deseo.
Como del fuego el calor dividirse no puede,
tampoco mi juicio de la belleza eterna,
cuando exalta, pues de ella viene, cuanto le asemeja.
Ya que en tus ojos está entero el paraíso,
por retornar ahí donde te amé primero,
ardientemente voy yo bajo tus cejas.
Escrito hacia 1526. El conceptuoso e intrincado estilo de Miguel Ángel se complica aquí (especialmente en los últimos versos del segundo cuarteto) con una construcción latinizante.