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Soneto XVIII

Por Michelangelo Buonarroti

XVIII

Sólo con fuego el herrero el hierro extiende 
por hacer su trabajo igual a su concepto, 
ni sin fuego artista alguno el oro 

al sumo grado lo refina y vuelve;
ni el singular fénix se rehace 
si no ardió primero; por lo que, si ardiendo muero, 
espero mas claro resurgir entre aquellos 
a quienes muerte enaltece y no ofende el tiempo. 
Del fuego que hablo me es gran ventura 
aun para renovarme en mí tenerlo, 
contándome ya casi entre los muertos. 
O bien, si al cielo asciende por natura, 
a su elemento, y estoy convertido en fuego 
¿cómo ocurrirá que consigo no me suba? 

Miguel Ángel Buonarroti

De 1532. El fuego que habrá de subir al poeta al cielo es, evidentemente, su pasión por Cavalieri.