Por MIchelangelo Buonarroti
No sé si es la deseada luz
de su primer autor, que el alma siente,
o si entre la memoria de la gente
alguna otra beldad brilla en el corazón;
o si fama o algún sueño lo produce
manifiesto a los ojos, al corazón presente,
de sí dejando un no sé qué ardiente
que quizá es lo que me lleve a llorar.
Lo que siento, lo que busco y me guía
en mí no está; ni bien sé mirar donde
encontrarlo pueda, aunque alguien me quiera mostrar.
Esto, señor, me ocurre tras de verte,
un dulce amargo, un sí y no me mueve:
Y no dudo que de tus ojos vendrá.
Escrito en el verano de 1533. Se supone dirigido a Cavalieri.