En este momento estás viendo SONETO XXV

SONETO XXV

SONETO XXV

Por Michelangelo buonarroti

Dal dolce pianto al doloroso riso,
da una etterna a una corta pace caduto son: là dove ‘l ver si tace, soprasta ‘l senso a quel da lui diviso. 

Né so se dal mie core o dal tuo viso
la colpa vien del mal, che men dispiace quante più cresce, o dall’ardente face de gli occhi tuo rubati al paradiso. 

La tuo beltà non è cosa mortale,
ma fatta su dal ciel fra noi divina; ond’io perdendo ardendo mi conforto, 

c’appresso a te non esser posso tale.
Se l’arme il ciel del mie morir destina, chi può, s’i’ muoio, dir c’abbiate il torto? 

XXV

Del dulce llanto al reír doloroso,
de una eterna a una paz muy corta
he caído: pues donde verdad calla,
el sentido domina sobre quien de ella huido. 

No sé si de mi corazón o de tu rostro
viene del mal la culpa, que desagrada menos mientras crece, o de la antorcha ardiente
de esos ojos tuyos robados al paraíso. 

mientras crece, o de la antorcha ardiente
de esos ojos tuyos robados al paraíso. 

No es tu belleza una cosa mortal,
ino en el cielo hecha y aquí divina;
en la que yo al perder ardo y me conforto, 

pues junto a ti no ha de ser de otro modo.

Si esas armas el cielo a mi morir destina,

¿quién, si muero, culpable te diría? 

Escrito alrededor de 1533. Frey pensaba el soneto escrito para una mujer, tras la muerte de Vittoria Colonna. Girardi, por la caligrafía y el tono, lo adelanta varios años, situándolo entre los dedicados a Cavalieri.