Por Michelangelo Buonarroti
Si fuese el fuego igual a la belleza
de vuestros ojos, que de ellos sale,
no habría en el mundo región tan helada
que no ardiese cual dardo encendido.
Mas el cielo, piadoso a nuestros males,
de toda la beldad que en vos comparte,
la visiva virtud cela y divide
por la vida aquietar mortal y áspera.
No es pues igual el fuego a la belleza,
ya que se enllama y enamora sólo
de lo bello celeste que él conozca.
Y así ocurre, señor, en la edad mía:
sino veis que por vos ardo y muero,
es que mi poca fuerza poco inflama.
Escrito en Junio y Octubre de 1533, al dorso de unm fragmento de carta de Miguel Ángel a Sebastiano del Piombo, y referido, muy probablemente, a Cavalieri.